miércoles, 25 de febrero de 2009

Cuscús: poderoza sazón narrativa

...El año ha empezado cargado de películas realmente buenas. Sin ir más lejos, la reciente edición de los premios Oscar cuenta con un nivel de películas de gran altura. En febrero, se estrenó en España (con notable tardanza, a pesar de los premios que la avalan) la magnífica Cuscús (La Graine et le mulet, 2007), del director de origen tunecino Abdellatif Kechiche. Con 18 premios a cuestas, entre los que destacan 4 premios César (2008) en las categorías de mejor director, mejor película, mejor guión y premio a la actriz revelación, para la joven que combina muy bien densidad y frescura, Hafsia Herzi. Por otro lado, en los premios del Cine Europeo (2008), fue galardonada con los premios de la Federación internacional de críticos de cine (Fipresci)... La historia se sitúa en una ciudad portuaria al sur de Francia. Su protagonista, Beiji (Habib Boufares), es un hombre de 60 años, divorciado, que buena parte de su vida ha trabajado en un astillero. La construcción de este personaje funciona dentro de la historia de una manera peculiar, casi a manera de espejo, o mejor dicho, de urdimbre, que va sosteniendo cada uno de los hilos de la trama. Dibuja así a un personaje taciturno, que apenas le escuchamos decir algunas palabras en la película, pero al rededor de éste se disparan todas las acciones del relato, en especial, los discursos que articulan sus familiares. .
El director junto a los protagonistas de la película, en pleno rodaje.
Esta familia franco-árabe nos sirve de punto de partida para acercarnos temas como la inmigración, la identidad y la familia. El director se recrea en largas escenas familiares, alrededor de la mesa y el cuscús, que como bien los señala Diego Salgado "constituye un hito naturalista", pero que más allá del realismo con que nos integra en dicha escena, podemos ver (y leer) a través de la misma mucha información que nos retrata a bocados, la familia y todos los que la componen. Una tunecina casada con un francés, al que vemos, no se le ha ocurrido aprender palabra alguna de árabe, la exclusión indirecta de la nuera que no es ni francesa ni árabe, los deslices del hermano... Kechiche pone su mirada dentro y fuera de estos inmigrantes, unas veces sin concesiones y otras, de manera amorosa. Basta con ver las dependencias burocráticas a las que acude Beiji, al poner en marcha un proyecto de restaurante, todos son franceses y blancos; pero al mismo tiempo observa a estos inmigrantes, en los que se puede adivinar signos machismo, o como en la escena que los viejos del modesto hotel se dedican a cotillear de la manera más descarada... Los diálogos que le acompañan están cargados de frescura y veracidad, en el que ser revelan cuestiones profundas y sencillas, como cuando el músico le dice a la bella y joven Rym, que todos los esfuerzos van encaminados a ellos (esa joven generación de inmigrantes), porque sino, su viaje (el de estos ya viejos inmigrantes) no hubiese tenido sentido. La historia se cierra con uno de los finales que más me han gustado desde hace mucho tiempo, va in crescendo como esa danza que le acompaña (sin duda una de las escenas de baile más sensuales que recuerde), las historias se barajan para dejar intuir lo que podría pasar en una historia de gente pobre y desarraigada. Una película que tal como apunta Javier Ocaña, resulta difícil quitársela de encima, y que que su intensidad, simplemente te deja, con el corazón, pendiendo de un hilo. Nota: Abdellatif Kechiche ha dirigido 3 películas hasta el momento: La culpa lal tiene Voltaire (La Faute à Voltaire, 200o) la primera La escurridiza (L'esquive, 2003), ganadora de 4 premios César (2005). Aún sigo pendiente de ver la primera, la segunda es otra pequeña joya que resuma frescura.

jueves, 19 de febrero de 2009

La impertinencia del periodista

...Hace muchos años, en Venezuela, el periódico El Nacional tenía dentro de su plantilla y colaboradores, no solo a grandes periodistas, sino también a escritores (muchos de ellos llegaron a Caracas exiliados) de la talla de Gabriel García Márquez, Tomás Eloy Martínez, Isabel Allende... poco queda de lo que pudo haber sido, y desde hace mucho tiempo, con perdón de algunos periodistas amigos que allí estuvieron, puede entreverse algo parecido al alto nivel periodístico. Mi llegada a España, hizo acercarme a la lectura de El País, no existía Público, para que quede claro mis preferencias de alguna inclinación política. Las comparaciones son odiosas, pero cada vez que voy a Venezuela quedo perpleja ante su periodismo que termina siendo en su mayoría panfletos de lado y lado. De un par de años para acá, quedo también totalmente inconforme, cuando no molesta, con la calidad que nos ofrece El País, que da tanto espacio para el sesgo, como sus no siempre tan "antagónicos" periódicos de derechas: El Mundo o el ABC... Hay de todo en la viña del Señor, decía mi abuela. Este post ha sido producto de mi compra del domingo de El País, en su contraportada se publican entrevistas con intencionalidad fresca, pero que en su mayoría de las veces resultan insulsas, tontas o aburridas (y para mí en el caso que ocupa este post, hasta insultantes). El domingo 15 de febrero, la periodista Kartmentxu Marín entrevistaba a la artista Esther Ferrer. No me explico, y allí tiene que ver el editor, el sentido de entrevistar a alguien, si prácticamente no abordas nada importante de lo que hace. Sí, bueno, la contraparte de dicho diario es la entrevista publicada por Fieta Jarque, cuidada, puntual y llena de referencias que sin duda agradece el lector. Pero volvamos a nuestra contraportada y empezaré a soltarles las perlas de la entrevistadora: 1. Pregunta: ¿Qué ha hecho con el importe del Premio Nacional de Artes Plásticas? ¿Le ha dado su parte a Solbes*? Yo- Vamos a ver, la intención ¿era ser cachonda? Estás ante una mujer que ha ganado el Premio nacional de Artes de España ¡¿y no se te ocurre una mejor pregunta que hace al respecto?! 2. Pregunta: ¿Dónde está el límite entre la performance y la tomadura de pelo? Yo- Muy bien, hacer esa pregunta a alguien que hace de la performance parte de su oficio, y que dicho oficio es sólidamente reconocido... Ahora pongámonos más profundos, vayamos a la próxima pregunta; no es una entrevista de un estudiante de secundaria, y perdónenme estudiantes listos de la secundaria. 3. Pregunta: ¿Es una loca desatada? Yo- Le respondería con un pregunta retórica, y tú, ¿una gilip... desatada? 4. Pregunta: ¿Su obra plástica es una justificación para que se vea que de vez en cuando, da un palo al agua**? Yo- Otra vez queriéndote hacer la graciosa ¿no? Aquí, nuestra audaz entrevistadora le está diciendo a su entrevistada que la performance no es un verdadero trabajo, y que la justifica sólo como artista su obra plástica, pa´echarse unas risas, vamos. 5. Pregunta: ¿Nunca le han preguntado si es rarita? Yo- No, que no me estoy inventando esto, pinchen el link de la entrevista y tendrán más, mucho más. Con entrevistas como estas uno puede entender la fama de cascarrabias de algunas celebridades ante tales personas como entrevistadores. Una entrevista así, me la preparo tomándome un cubata en el bar del frente y luego entro a Arco. Señores de El País, si yo quisiera entrevistas así, vería la tele o me compraría alguna de esas revistas tontas que hablan sobre espinillas, que abundan en los kioscos. Mi meta, para exorcisar tan mal momento del periodismo (e irá a peor con la famosa crisis) leer esa biblia del periodismo llamada Süddeutsche Zeitung, el cual da poca concesión al protagonismo de las imágenes y que, según las encuestas entre periodistas alemanes, es el periódico más leído por este gremio. Por los momentos, llego a los titulares y algunas noticias cortas, quizá dentro de 3 años, podré leerme un diario completo, el cual exige horas para ser devorado y salvarme de tan triste panorama. *Pedro Solbes: Ministros actual de Economía y Hacienda (España) **Dar palos al agua: expresión que elude al ocioso y holgazán

sábado, 7 de febrero de 2009

La aguda y sensible visión de Daro Sulakauri

...La organización Women in Photography International (WIPI), que tiene como una de sus finalidades, promover la visibilidad de las mujeres artistas de la fotografía, fue creada en 1981. Anualmente, convocan un concurso en el que se pueden descubrir gran cantidad de fotógrafas con un trabajo de muy alta factura. En su pasada edición 2008 la ganadora fue Daro Sulakauri (Georgia, 1985), quien presentó a concurso un proyecto acerca de los refugiados chechenos en Georgia. "El proyecto documenta la difícil situación de los refugiados chechenos en el territorio de Georgia", apunta la página, y ciertamente, la mirada con la que Sulakauri se acerca a ellos es, además de reveladora, muy singular. Sus rostros enmarcados por esos espacios ajenos, los paisajes o situaciones que recoge, dejan ver aspectos sociales y económicos en los que están inmersos. Los ojos atentos de unos niños en el salón de clases, el paisaje que les rodea, el pasillo de lo que suponemos una oficina burocrática, un edificio con pintadas y sábanas como cortinas... No hay tremendismo en su enfoque, no hay desgarradura, una contención se deja ver en todo este proyecto, en el que quedan retratados, claramente, esa mayoría desplazada que, según un informe de la ONU, el 80% está compuesto por mujeres, niños y ancianos. La sensibilidad de la fotógrafa pone el dedo en la llaga, en las víctimas de un conflicto que tiende a diluirse en los medios de comunicación, con lo que a través de su trabajo, y dicho premio, hace que, de algún modo, miremos nuevamente hacia ello. Vale la pena echar una mirada al trabajo de otros temas, en el que los seres humanos son los protagonistas. Su trabajo está lleno de gran sensibilidad social y es de celebrarse. Ver otras fotos de la artista. © Daro Sulakauri