miércoles, 9 de abril de 2008

Por qué no nos queremos tanto

Performance de la artista Vanessa Beecroft en el Museo Guggenheim de Nueva York.

Un reciente post del blog mi amiga Lucía, en el que propone desaprender, en la medida que se pueda, todo aquello que nos convierte en infelices, me ha impulsado a hablar de uno de sus puntos a desaprender, y que ella llama, no sin humor y nada de rubor, "el síndrome de Madonna: super sexy, super empresaria, super mujer, super madre y super sensible..." Una vez me encontré, en Nueva York, un póster de una campaña que llevaba a cabo una tienda, y en el que rezaba: Ama tus diferencias. En las fotos, aparecían mujeres de todo tipo, delgadas, gordas, con y sin pechos, macizas, narizonas... en fin, un poco de todo. Años después la firma Dove lidera una campaña similar que continúa hasta los momentos, y que lleva por nombre: Campaña por una belleza real. En su web se encuentra un interesante vídeo dedicado a las niñas y a sus educadores, como también un estudio realizado en diez países (Brasil, Canadá, China, Alemania, Italia, Japón, México, Arabia Saudí, el Reino Unido y Estados Unidos), lástima que Venezuela no esté en el estudio, ya que hubiera sido revelador, acerca del impacto del ideal de belleza en las mujeres entre 15 y 64 años. Entre otros resultados que se recogieron del mismo, nos dice que un 90% quisiera cambiar algo de su cuerpo. Por otro lado, en 67% afirmó no participar de algunas actividades normales, como ir al colegio u opinar... por el hecho de no sentirse a gusto con su cuerpo. El estudio evidencia la insatisfacción que vive un enorme porcentaje de mujeres con respecto a su apariencia y el peso de ese ideal de "parecer" que vivimos hoy en día. Quiero aclarar que no estoy en contra de los superbombones, de las mamis (como le llaman en Venezuela), de las que optan por operarse y por andar como estrellas de cine, de las devotas del botox o el silicón, escribo esto para aquellas que decidan no serlo, para que sepan que tiene el derecho de sentirse hermosas y que los ideales de belleza, en su mayoría sirven para vernos en el espejo y ver celulitis o michelines (cauchitos), es decir, evaluarnos con unos parámetros irreales en su mayoría. Hace un año leí una entrevista a Jodie Foster, en la que afirmaba que la carrera contra la vejez es una batalla que se tiene perdida de antemano... si lo pensamos bien, puede que sea un acierto optar por aquello que llaman: una vejez llevada con dignidad. Una vez llegado a este difícil, pero no imposible, punto del camino, es gratificante llevar encima esa masa de huesos, carne y sangre que llevamos por humanidad. Ama tus diferencias... why not?

Para terminar os dejo un autorretrato de la fotógrafa Just-Nel en la que la belleza natural se muestra tan real y fresca como un plato de frutas.

Imagen 1 ©: Del libro de editorial Taschen, Women Artists in the 20th and 21st Century. Imagen 2 ©: Jus-Nel

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